Treinta años después, Pinti regresó con «Salsa criolla»

«Nunca quise que esto fuera una clase, es un ayuda memoria para saber de dónde viene la historia», dijo el intérprete y autor del texto que ya integra el repertorio de clásicos del teatro nacional, durante la función inaugural de esta nueva temporada, mientras el público lo recibía con aplausos.

Enrique Pinti vuelve a recorrer la historia, «como ayuda memoria» en clave humorística y emotiva, en el espectáculo «Salsa Criolla», que 30 años después de su estreno sigue despertando ovaciones, con un eficaz elenco y el preciso vestuario diseñado por Renata Schusseheim, en el teatro Liceo.

Con menos vértigo, vestido con un jogging rojo -lejos de aquel blanco de 1985- y una postura más flexible en relación a las intensidades políticas, el artista lo hace de nuevo y logra que el texto mantenga vigencia.

El hechizo con los espectadores se despliega no sólo desde la inclusión de viñetas de actualidad como la violencia en el fútbol, o las cualidades de los candidatos presidenciales, sino desde su obstinación en conservar viva -a la letra- la memoria.

Verborrágico, histriónico, dueño de los recursos que identifican a los trabajadores del varieté, como la irreverente gestualidad, y el brillo para el remate -a veces ácido y tierno en otras ocasiones- de sus frases, son algunos de sus recursos capaces de transformar a los espectadores en cómplices de sus andanzas.

2957 funciones siempre a sala llena y 1.983.375 espectadores durante diez años, dan cuenta del romance entre el artista el público, ya que a esta altura Pinti ya forma parte del folclore, una presencia cotidiana para muchas personas.

Así, el actor sigue presentando sus caracterizaciones realizadas a base del uso de accesorios de vestuario, como una corona para transformarse en su ya clásica recreación del personaje de la reina Isabel la Católica, o el uso de pelucas para marcar la pertenencia a determinada época, elementos simples que su talento conduce al límite, mientras bordea las tierras del absurdo y genera carcajadas.

De todos modos, según pasan los años, aunque su discurso sigue con observaciones críticas acerca del imaginario nacional, en la Argentina actual, él apuesta por un tono menos incendiario y llama a no profundizar la «grieta» con «los amores y la familia» en nombre de la defensa de las ideas, para poder preservarlas, aunque alejadas de los fundamentalismos.

«Salsa criolla» mantiene los segmentos originales de su estructura, con los cuadros musicales a cargo de eficaces bailarines como Micaela BarberClas, Julia Montillengo, Mara Moyano, Silvina Tordente, Ariel Juin, Pablo Juin, Ignacio Pérez Cortés y Esteban Segovia, junto al asertivo trabajo de los actores Martín Salazar y Martín Sipicki, convirtiéndose en una buena opción para quienes no lo hayan visto antes, más allá del reencuentro con los espectadores de las versiones anteriores.

La producción conjunta de los empresarios Lino Patalano, Carlos Rottemberg y Cipe Fridman, como buen clásico, continúa manteniendo sus encantos, y las puteadas más las eternas alusiones a las «máquinas de coger en cada esquina» para huir de la estupidez a cargo del capocómico de 75 años siguen cautivando y la magia sigue en pie.

Las funciones se realizan los miércoles, jueves y viernes, a las 20.30; el sábado, a las 20 y 22.30 y el domingo, a las 20.