Baltimore: máxima tensión tras los disturbios raciales

Tropas de la Guardia Nacional comenzaron a patrullar mientras la policía bloqueaba calles y bomberos apagaban incendios, luego de que la ciudad se viera sacudida por violentos disturbios raciales tras los funerales de un joven negro muerto mientras estaba detenido en una comisaría.

Pasada la medianoche, los desórdenes que comenzaron en Baltimore Occidental ayer por la tarde cerca del lugar donde Freddie Gray, de 25 años, fue arrestado y subido a una camioneta policial a principios de mes, se extendieron a la zona este de la ciudad y a barrios cercanos al centro de la urbe de 620.000 habitantes.

El estallido de violencia y tensión racial está considerado uno de los más graves desde las protestas que siguieron a la muerte de Michael Brown, un joven afroamericano que murió baleado por un policía blanco en Ferguson, Missouri, en agosto pasado, durante un altercado y mientras estaba desarmado.

La Casa Blanca, que envió a funcionarios a los funerales de Gray, informó ayer que el presidente Barack Obama se comunicó con las autoridades de Baltimore para ofrecerles ayuda.

Al menos 15 policías resultaron heridos, incluyendo a seis que fueron hospitalizados, informó el departamento de Policía local. Un total de 114 autos y 15 estructuras edilicias fueron incendiados, mientras que 200 personas fueron detenidas, informó un vocero de la Alcaldía.

Imágenes tomadas por un helicóptero de la cadena de TV local WJZ-TV mostró hoy a bomberos que combatían grandes llamaradas que salían de un edificio.

Gray fue arrestado el 12 de abril luego de salir corriendo al cruzarse con un grupo de policías, según la versión policial. Fue tirado al piso, esposado y subido a un camión que no tenía cinturón de seguridad. Dentro del vehículo se le pusieron esposas de pies debido a que se alteró.

El joven pidió ayuda médica varias veces antes de ser subido a la furgoneta, pero la policía no llamó a paramédicos sino 30 minutos después. La policía admitió que debería haber solicitado asistencia médica en el lugar donde fue arrestado, pero no explicó aún cómo fue que el detenido sufrió una grave lesión en su columna vertebral. Gray murió el 19 de abril.

Las autoridades estatales y locales prometieron restablecer el orden y la calma en Baltimore, en el estado de Maryland, noreste de Estados Unidos, pero rápidamente se vieron forzados a responder a cuestionamientos sobre si su respuesta inicial a los incidentes había sido la adecuada.

La alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, fue consultada por los medios por qué tardó varias horas en pedirle al gobernador que declarara el estado de emergencia, mientras que el propio gobernador insinuó que debería haberlo hecho antes.

Rawlings-Blake dijo que las autoridades creían que ya tenían bajo control las protestas que se habían desatado el fin de semana, cuando 34 personas fueron detenidas y seis policías resultaron heridos en disturbios iniciales por la muerte de Gray.

«Creo que habría sido inapropiado llamar a la Guardia Nacional cuando lo teníamos bajo control», señaló la alcaldesa, citada por la cadena CNN.

La fiscal general Loretta Lynch, en su primer día en el cargo, dijo ayer que enviará a funcionarios del Departamento de Justicia a Baltimore en los próximos días. Las autoridades locales impusieron un toque de queda de una semana en la ciudad desde hoy, que se prolongará desde las 22 hasta las 5, anunció Rawlings-Blake. Las escuelas de Baltimore hoy no dictaron clases.

La general Linda Singh, de la Guardia Nacional de Maryland, dijo anoche que hasta 5.000 efectivos estarán disponibles para patrullar las calles de la ciudad.

La policía local dijo que ya hizo una solicitud formal de que se envíen a Baltimore a 500 agentes adicionales. La policía no quiso decir aún si los seis policías involucrados en el arresto de Gray, que han sido suspendidos con goce de sueldo mientras se los investiga, eran blancos o negros.

Familiares de Gray dijeron que aunque están enojados y quieren respuestas, la violencia no es el camino. «La violencia está mal. No me gusta para nada», dijo la hermana melliza de Gray, Fredericka.

Horas antes de los disturbios de ayer, unas 2.500 personas desbordaron la capacidad de una iglesia bautista para despedir los restos del joven.