La arquitecta rosarina anunció a través de una carta a los principales dirigentes justicialistas de la provincia que no será candidata a gobernadora, con lo cual se cerró una larga etapa de negociaciones entre su sector y el resto del peronismo.
En la carta, la ex vicegobernadora y diputada provincial María Eugenia Bielsa aludió a que no se logró la unidad del partido y que en ese marco no se darán «las acciones necesarias para enfrentar una contienda con los apoyos que una candidata necesita».
Bielsa contó su versión de «la cronología de la negociación para ser candidata a la gobernación» y consideró que «ha sido la mejor posible» en virtud a su «naturaleza y dadas las condiciones preexistentes».
«Es por esto que les escribo este texto al grupo de compañeros que respeto, a quienes deseo informar de modo personal, y evitar así que voceros o medios ‘destrocen‘ lo que pienso», añadió.
Contó que empezó a trabajar su candidatura a gobernadora en la campaña de 2011 y que el triunfo en Diputados «fue toda una oportunidad para ir por el gobierno provincial, fijando agenda, haciendo fuerte oposición y otorgando gobernabilidad real», pero a su entender «regalamos (el PJ) la iniciativa».
«Después pasó lo que pasó. Un año sometida a la expoliación y al pillaje: ni Presidencia de la Cámara, ni Presidencia de Comisiones, ni la palabra para defender ideas, ni el tratamiento respetuoso hacia mis leales compañeros de bloque, ni la posibilidad de saber en qué se gastaban los cuantiosos recursos de la Cámara con la pretensión de que los avalara con mi firma. De más está decir que no los avalé», añadió sobre su experiencia como diputada.
También señaló que «hubo compañeros que se identificaron con la ilusión progresista ‘versión santafesina’ de la socialdemocracia, que luego se encontraron con un gobierno de malos burócratas, que destruyeron años de meritocracia provincial, con un gobierno sospechado incluso de pactos criminales y donde la cámara de diputados -con mayoría justicialista- escuchó impávidamente las denuncias de madres con hijos muertos por la narco-guerra, dejando pasar a sus responsables silenciosamente».
En ese marco, denunció «el pacto de muchos diputados con el socialismo, la negativa a votar leyes que favorecieran a nuestros intendentes y presidentes comunales, más la oprobiosa y mansa aceptación del tramposo veto propositivo de la ley de emergencia en seguridad, se coronó -luego- con el arrebato de una banca que le correspondía a nuestro espacio».
Pese a esa enumeración, dijo que su espacio planteó a fines de 2013 «la necesidad de la unidad, en procura de que prevalezca la política por sobre los acuerdos de partes».
En esa línea, opinó que sus compañeros (de espacio) «hablaron con los distintos sectores y, salvo excepciones honrosas, no obtuvimos respuesta en general».
«Hemos llegado a sentir vergüenza de la conducta de algunos diputados apurados por votar condiciones desfavorables en el sistema electoral con total naturalidad», añadió.
Luego, dijo que «desde el mes de mayo de 2014» comenzó a mantener «reuniones a pedido de distintos actores del gobierno nacional».
Allí contó que solicitó «ocho puntos que nos permitieran disputar la contienda con dignidad» y que con su decisión de ser candidata garantizaba «el 50 por ciento» y que pretendía que el resto pusiera otro tanto al cumplir con sus pedidos.
«La unidad (que es de ideas, de sueños, de valores, de imperativos de conciencia y consistencia política) no se ha podido lograr -ni a seis días del cierre de listas-, y las ‘acciones necesarias’ para enfrentar una contienda con los apoyos que una candidata necesita tampoco. Unidad en la acción, sólo de eso se trata», añadió.
Sobre el final pidió que «sepan entender la decisión» y agregó: «¡Que no me pidan que vuelva a presentarme para beneficio de quienes hicieron de la derrota su mejor negocio!».