El Sumo Pontífice se dirigió a los líderes mundiales reunidos para una cumbre de la Asamblea General de Naciones Unidas. Tras ello, el Papa da un oficio religioso en la «zona cero».
El Papa Francisco destacó hoy la importancia del papel de las Naciones Unidas en el mundo al definirla como “la respuesta jurídica y política adecuada al momento histórico” y sostuvo que, sin su actividad, “la humanidad podría no haber sobrevivido al uso descontrolado de sus propias potencialidades”.
“Es evidente que, si hubiera faltado toda esta actividad internacional, la humanidad podría no haber sobrevivido al uso descontrolado de sus propias potencialidades”, aseveró el Pontífice al pronunciar su discurso dirigido a los líderes de la comunidad internacional reunidos en el marco de la Asamblea General de la ONU.
Francisco ponderó la «necesidad» de «mayor equidad» de los países en las decisiones de los organismos de Naciones Unidas, y de mecanismos que «limiten todo tipo de abusos y usuras» con los países en vías de desarrollo.
«La experiencia de estos setenta años muestra que la reforma y la adaptación a los tiempos siempre es necesaria, progresando hacia el objetivo último de conceder a todos los países sin excepción una participación e incidencia real y equitativa en las decisiones. Es necesaria una mayor equidad en los cuerpos con efectiva capacidad ejecutiva como el Consejo de Seguridad, los organismos financieros, o los grupos o mecanismos especialmente ideados para afrontar crisis económicas para ayudar a limitar todo tipo de abuso o usura con los países en vías de desarrollo», dijo Francisco al dirigirse a los líderes de la comunidad internacional.
Agregó: «Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países, y por la no sumisión asfixiante de estos a sistemas crediticios que lejos de promover el progreso, someten a poblaciones a mecanismos de mayor pobreza y exclusión».
El Papa reiteró su llamado a cuidar el medio ambiente y sostuvo que cualquier daño al entorno natural «es un daño a la humanidad».
Durante su discurso ante representantes de los estados miembro de la ONU, el pontífice argentino señaló que los seres humanos pueden «servirse respetuosamente» de la naturaleza pero nunca «abusar de ella y, mucho menos, destruirla».
Francisco aseguró hoy que “la exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente”.
En este sentido, advirtió sobre “su triste consecuencia de trata de seres humanos, comercio de órganos, explotación sexual de niños y niñas, trabajo esclavo incluyendo la prostitución, tráfico de drogas y de armas, y terrorismo y crimen internacional organizado”.
“No debemos perder de vista que la acción política y económica sólo es eficaz cuando se la entiende como una actividad prudencial, guiada por un concepto perenne de justicia, que no pierde de vista que, antes y mas allá de los planes y programas, hay mujeres y hombres concretos que viven, luchan y sufren, y muchas veces se ven obligados a vivir miserablemente, privados de cualquier derecho”, postuló el Papa.
Francisco destacó la necesidad de que los gobernantes garanticen a las personas «techo, trabajo y tierra».
«Los gobernantes han de hacer todo lo posible para que todos puedan tener la mínima base material y espiritual para sostener su dignidad y su familia, que es la célula primaria de cualquier desarrollo social. Esta mínima base está dada por el techo, el trabajo y la tierra, por la libertad espiritual, religiosa, y el derecho a la educación y a todos los otros derechos cívicos», dijo.
El pontífice argentino agregó que los pilares del desarrollo humano que deben brindar los gobernantes son la «vivienda propia, el trabajo digno y debidamente remunerado, la alimentación adecuada, agua potable, libertad religiosa y de espíritu y educación» y «el derecho a la vida» y «a la existencia de la misma naturaleza humana».
Francisco ponderó el acuerdo nuclear entre Irán y las seis potencias y pidió caminar hacia «una total prohibición de estos instrumentos».
Ante los representantes de los países que integran la ONU, el sumo pontífice hizo un llamamiento a cumplir con el «imperio incontestado del derecho» y pidió no utilizar «las normas como un instrumento» cuando conviene a los intereses de una nación sino en beneficio de todos.