Tras la espera, más de lo mismo. El flamante ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, dio este martes un mensaje dirigido a los mercados más que a la población. Dijo que se buscará garantizar el cumplimiento de las pautas fiscales acordadas con el FMI, sostener el tipo de cambio en el nivel actual -el cual consideró que es suficientemente elevado- y “subordinar” el resto de las variables a esos dos objetivos. “Esa es la plataforma que queremos construir para la transición a un nuevo gobierno; digo mandato. Con cuentas claras y estables, tipo de cambio competitivo, tarifas ya corregidas, implementación de obras para mejorar la productividad y sólidos pilares institucionales”, afirmó el ex ministro de Economía bonaerense. El funcionario adelantó que se iniciarán conversaciones con los referentes económicos de los principales partidos políticos, en especial con los que sacaron más votos en las PASO.
En un breve discurso antes de la apertura de los mercados, el ministro recién asumido dejó en claro que el objetivo es estabilizar el tipo de cambio y llamar a un consenso con economistas de la oposición para una transición ordenada.
Fue una conferencia de prensa para anunciar lo que el Gobierno ya venía haciendo y medidas que estaban en práctica. Nada nuevo. Una extensión del ajuste que comenzó hace cuatro años y que se intensificó como respuesta a la profundización de la crisis que esas medidas fueron generando. La promesa de Lacunza, de quien se esperaba algún anuncio vinculado a morigerar los efectos negativos de la devaluación en los jubilados y otros sectores sociales postergados, fue que habrá más de lo mismo. “Garantizaremos las pautas fiscales establecidas con el Fondo Monetario Internacional”, fue el mensaje más claro que dejó el ministro en la conferencia.
“Tenemos razones para pensar que después de la escalada de la semana pasada, el tipo de cambio está largamente por encima de su valor de equilibrio, que balancea la relación comercial y financiera de la Argentina con el mundo. Así lo establece el consenso de la mayoría de los analistas y como lo manifestó el candidato que más votos obtuvo en la última elección: no hace falta un tipo de cambio más alto”, afirmó Lacunza desde el Microcine del Palacio de Hacienda. “Por eso, cualquier presión alcista no va a responder a cuestiones reales y no vale la pena remar contra la corriente”, agregó. Esta declaración dio la idea de que habría un política más restrictiva en la compraventa especulativa de divisas. Sin embargo, el titular del Central, Guido Sandleris, confirmó que el actual esquema de intervención sobre el tipo de cambio seguirá igual.
Lacunza había iniciado su exposición reconociendo que los saltos alcistas del dólar son “nocivos para la economía y el bienestar de la población” y que “permitir mayor volatilidad sólo agregaría incertidumbre y presiones inflacionarias a una inflación que venía en tendencia descendentes para el mes en curso”. “Pero ahora tendrá algún escalón adicional a una inflación ya demasiado elevada”, admitió. Sin embargo, en la tan esperada exposición no hubo referencia a ninguna medida que permita controlar el ‘pass through’ (traslado a precios) de la devaluación. Por el contrario, el mensaje fue de calma a los mercados, ya que se promete mantener el acuerdo con el FMI.
Las palabras de quien reemplazó a Nicolás Dujovne, el primero en bajarse del barco luego del desmadre post PASO, eran esperadas por la necesidad de un alivio real para la población. Tras el resultado de las primarias, el Gobierno decidió dejar correr el dólar a un nuevo escalón, actualmente estabilizado en torno a los 60 pesos, 25 por ciento por encima de siete días atrás. La incertidumbre se hizo más pesada en las últimas horas, luego de que se filtrara la foto de un apunte del propio funcionario, en el cual podía leerse una serie de supuestos bajo distintos escenarios macroeconómicos denominados: “ganar”, “perder” y “por la ventana”. En este último se hace referencia a una inflación (consignada con la letra griega pi) de 100 por ciento, un tipo de cambio (TC) de 200 (no aclara si pesos o porcentaje) y un nivel de pobreza de 50 (se entiende que este sí es un porcentaje). En el manuscrito se hace referencia al traspaso directo de la devaluación a precios con distintos escenarios de tasa de interés y a que no existe margen para “medidas de alivio”, lo que dejó en claro este martes.
Al iniciar la conferencia, Lacunza se levantó y salió del estrado para volver con una hoja. “Es un papel que quiero compartir con ustedes”, dijo el ministro. No era el que se filtró. Hizo un preámbulo con la importancia de la estabilidad cambiaria. “Lo que más nos preocupa es la población en general”, dijo. Al respecto, trató de encuadrar esa decisión: “La evolución de lo que llamamos los mercados tiene correlato con el bienestar de la población”. “Existe una falsa dicotomía al hablar de mercados. Todo lo que pasa en el mercado repercute en las familias”, insistió el ex ministro de María Eugenia Vidal.
Finalmente, adelantó que habrá un nuevo shock de precios producto de la suba en el dólar y trasladó a Sandleris la responsabilidad de mantener el tipo de cambio en el nivel “que se movió la semana pasada, limitando una excesiva volatilidad que genere incertidumbre entre población e inversores”. El otro mensaje apuntó directo al Fondo, cuya misión para la quinta revisión técnica arribará «en los próximos días». A estos garantizó el cumplimiento de las pautas fiscales, con ingresos creciendo por encima de los gastos, lo que se traduce en más ajuste. “Esta política fiscal es consistente con ese objetivo e impulsará de manera sincrónica el bote para llegar a buen puerto”, concluyó Sandleris.