Atucha II, ubicada en la localidad bonaerense de Lima -partido de Zárate- alcanzó el 100% de su potencia, lo que le permitirá entregar 5,8 millones de megavatios hora por año al Sistema Interconectado Nacional (SIN), y sustituir importaciones de combustibles por 400 millones de dólares al año.
«Este logro es el hito máximo en el inicio de la operación de la central, que comenzó el 27 de junio de 2014, con los primeros megavatios entregados a la red, luego de haber alcanzado el 3 de junio la primera criticidad en el reactor», precisó Nucleoeléctrica Argentina, al tiempo que destacó que «desde esa fecha, ha ido incrementando su aporte en forma escalonada».
La Central es una planta nucleoeléctrica con una potencia bruta de 745 megavatios eléctricos a base de uranio natural y agua pesada, y el turbogrupo de la Central será la máquina de mayor potencia unitaria del Sistema Argentino.
De esta manera, la generación nuclear pasará de proveer del 7% al 10% de la demanda eléctrica del País, lo que permitirá ratificar la política de diversificar la matriz energética.
Tanto el agua pesada, que proviene de la Planta ENSI de Neuquén, como los combustibles fueron producidos en el país, y la Atucha II es la tercera Central Nuclear Argentina luego de la Juan Domingo Perón (ex Atucha I) de 362 megavatios y Embalse de 648 megavatios.
La piedra fundamental de la Central se colocó en 1982, y entre 1994 y 2006 estuvo paralizada, hasta el relanzamiento del Plan Nuclear Argentino impulsado por el gobierno nacional y gestionado por el Ministerio de Planificación Federal.
La finalización de la obra demandó, desde entonces, una inversión de 18.000 millones de pesos, de los cuales el 88 por ciento fue componente nacional, y permitió la ocupación de 42 millones de horas hombre desde 2006 y 6.000 puestos de trabajo con un pico de 7.200 en agosto de 2010, y tendrá una dotación permanente de 700 operarios.
En este proceso se formaron 1.300 soldadores nucleares, 242 técnicos, 187 jóvenes profesionales y se recuperaron 800 especialistas, y además se certificaron 129 empresas en el sector nuclear (25 lo hicieron para obras nucleares y 104 como proveedores de materiales), las cuales podrán trabajar en la IV y V Central Nuclear.
La recuperación de técnicos y profesionales especializados permitieron recobrar las capacidades nacionales para el diseño y construcción de centrales nucleares de potencia en el país, como las ya proyectadas IV Central de 700 megavatios y la V Central de 1.000 megavatios.
En 2011 la Presidenta anunció el fin de las obras civiles para la prueba de los 566 subsistemas de la Central que evalúan el funcionamiento de cada sector, proceso que culminó con la puesta en funcionamiento del reactor, la producción de vapor y la generación de energía, que se alcanzó durante Junio de 2014 representando un plazo de 32 meses.
Internacionalmente el plazo normal entre el fin de las obras y la puesta en funcionamiento es de hasta 48 meses.
Desde la puesta en funcionamiento del reactor hasta alcanzar plena potencia el 18 de febrero de 2015 pasaron 8 meses, lapso que se ubica entre los más eficientes registrados entre las más de 400 centrales nucleares que se han construido y puesto en marcha en el mundo hasta ahora.
El desarrollo de tecnología nuclear desde 2003 permitió pasar de los 3.000 puestos de trabajo que tenía el sector por entonces, a los actuales 8.220, un 174% más.
El plan nuclear 2015-2025 prevé una inversión de 31.000 millones de dólares, lo que permitirá la construcción de la IV y la V Central, la recuperación de planta de enriquecimiento de uranio Pilcaniyeu, la construcción del reactor CAREM de 25 megavatios, y la extensión de vida útil de las Centrales Embalse y Atucha I.
También se prevé la construcción de la Planta de la Planta de Producción de Dióxido de Uranio en la provincia de Formosa, la federalización de la Medicina Nuclear incluyendo Centros de Diagnóstico en Formosa, Entre Ríos, Santiago del Estero, Santa Cruz, Chubut y La Pampa, en el resto de las Provincias, y los reactores multipropósito con Brasil: RA10 y RMB.