Grecia pide a los acreedores rescate de tres años y promete reformas inminentes

Las reformas se aplicarán «a partir de la próxima semana», según el texto de la carta de solicitud de rescate. Antes, Tsipras dijo que «la crisis griega representa la impotencia colectiva de Europa».

El primer ministro griego, el izquierdista Alexis Tsipras, recibió tanto ovaciones como abucheos al hablar hoy ante el Parlamento Europeo, donde se mostró confiado en que Grecia cumplirá con el ultimátum de los líderes de la eurozona de alcanzar el esperado acuerdo para el domingo próximo como máximo.

En su discurso, Tsipras anunció que su país había solicitado el que sería su tercer I financiero desde 2010, pero esta vez al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), un fondo especial para asistir financieramente a países de la eurozona.

El pedido de rescate al MEDE era el primer paso que exigieron a Grecia los líderes de la eurozona en una cumbre de emergencia celebrada ayer, que marcó la reanudación de las negociaciones con Atenas tras el rotundo triunfo del «No» en el referéndum anti ajuste convocado por Tsipras y celebrado el domingo pasado.

Para obtener la ayuda financiera, Atenas debe presentar ahora una propuesta detallada de reformas económicas antes de una cumbre de los 28 líderes de la Unión Europea (UE) el domingo próximo, que según la UE es el «plazo final» para que Atenas evite su bancarrota y su salida del euro.

«Confío en que en los próximos dos o tres días seremos capaces de cumplir las obligaciones en el mejor interés de Grecia y de la eurozona», dijo Tsipras ante los eurodiputados reunidos en Estrasburgo, Francia.

Michel Reijns, vocero del presidente del Eurogrupo -los ministros de Finanzas del euro- confirmó en Bruselas que el MEDE recibió una «solicitud de apoyo» de parte de Grecia.

Reijins, portavoz del ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem, agregó que la petición será evaluada por el Grupo de Trabajo del Euro y no en una teleconferencia de los ministros de Finanzas de la eurozona, como estaba previsto hasta ayer.

En la carta de solicitud, el ministro de Finanzas griego, Euclides Tsakalotos, pidió un programa de ayuda financiera de tres años y prometió «implementar inmediatamente», desde el lunes próximo, reformas económicas relativas a la fiscalidad y las jubilaciones, informó la agencia de noticias EFE.

Sin dar más detalles sobre las medidas, agregó que serán implementadas en las áreas de «sostenibilidad fiscal, estabilidad financiera y crecimiento económico a largo plazo».

El objetivo de Grecia, prosiguió la misiva, es afrontar las obligaciones de deuda y asegurar la estabilidad financiera.

«Grecia está comprometida a honrar sus obligaciones financieras con todos sus acreedores de manera completa y a tiempo. Confiamos en que los Estados Miembro aprecien la urgencia de nuestra solicitud de crédito», añadió.

En la Eurocámara, Tsipras dijo que el acuerdo que busca debe poner fin de una vez por todas a la crisis financiera de Grecia, y no ser sólo un parche temporal, y agregó que también debe repartir las cargas de forma justa entre los griegos.

«Necesitamos asegurar la financiación a mediano plazo de nuestro país con un programa de crecimiento», dijo el premier.

El jefe de gobierno también insistió en la necesidad de reestructurar la deuda externa de 320.000 millones de euros o del 180% del PBI nacional, algo a lo que muchos de los acreedores del país, sobre todo Alemania, se oponen rotundamente.

«Pido un recorte de la deuda para poder ser capaces de restituir el dinero», agregó Tsipras, citado por la agencia de noticias DPA.

Los aplausos resonaron desde las bancas ocupadas por los partidos de izquierda europeos cuando Tsipras dijo que la ayuda a Grecia debe ir a parar a los griegos, y no a los bancos.

Desde la bancada de los partidos conservadores, por el contrario, arreciaron las críticas a Tsipras luego de que defendiera la convocatoria del referéndum y criticara los ajustes exigidos a Atenas desde 2010, acusando a los acreedores de haber sometido a su país a un «experimento de austeridad» que, dijo, fracasó.

El jefe del bloque conservador en la Eurocámara, el belga Guy Verhofstadt, dijo que estaba «furioso» con Tsipras por no haber detallado las reformas económicas que Grecia aplicará.

El líder del partido ultranacionalista británico UKIP, Nigel Farage, fue aún más lejos.

«Su país nunca debería haberse unido al euro», dijo, y lo urgió a abandonar la moneda común europea, de la cual el Reino Unido no es parte.

El presidente de la UE, Donald Tusk, advirtió al Parlamento Europeo antes del discurso de Tsipras que la falta de un acuerdo «puede llevar a la bancarrota de Grecia» y provocar efectos geopolíticos negativos para Europa.

Anoche, Tusk había subrayado «alto y claro» que el plazo para evitar el «peor escenario», es decir la salida de Grecia del euro, «termina esta semana».

En Grecia, en tanto, los ahorristas padecieron hoy el octavo día seguido de «corralito», mientras que los bancos y la Bolsa permanecen cerrados desde el lunes pasado. Los griegos no pueden sacar más de 60 euros por día ni enviar dinero al exterior ni pagar cuentas sin un permiso especial.

En una señal de lo urgente de la situación, el presidente del Banco Central de Francia, Christian Noyer, dijo hoy que Grecia podría caer en el «caos» a menos que se llegue a un acuerdo.

«La economía griega esta al borde de la catástrofe. Un acuerdo debe ser alcanzado el domingo porque después de eso será demasiado tarde y las consecuencias serán serias», dijo Noyer a Radio France, y agregó que «podría haber disturbios y caos en el país».

La crisis del país mediterráneo crispó los ánimos de los otros líderes europeos, que han acusado a Tsipras, electo en enero con la promesa de poner fin a los ajustes, de prolongar y exacerbar la situación de manera innecesaria durante seis meses.

En los últimos cinco años, Grecia ya recibió dos rescates por 240.000 millones de euros de los otros países de la eurozona y del FMI, el último de los cuales expiró el 30 de junio, el mismo día en que Atenas incumplió un pago de deuda con el fondo y cayó en mora con el organismo de crédito internacional.

Los ajustes aplicados por los anteriores gobiernos griegos a cambio de los préstamos sumieron al país en la recesión, recortaron una cuarta parte de su PBI y dispararon la pobreza y el desempleo, que supera el 25%.