La decisión del líder del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, de relevar al candidato y máximo dirigente de su partido en Madrid por sospechas de corrupción catapultó a los socialistas desde el tercer lugar al primero en las estimaciones de voto de cara a las elecciones regionales, según una encuesta publicada hoy por la prensa española.
Un triunfo socialista en Madrid sería histórico después de 11 años de hegemonía del conservador Partido Popular (PP), y fundamental para el objetivo de desbancar a la derecha del gobierno de España.
Si bien el destituido, Tomás Gómez, no aceptó la decisión y prometió pelear tanto a nivel interno como en los tribunales para que sea revertida, un sondeo urgente elaborado el mismo día de la noticia muestra que los electores madrileños respaldan la medida de forma mayoritaria.
El estudio, realizado por Metroscopia para el diario El País, indica que tras el relevo de Gómez el PSOE sube 8,2 puntos en intención de voto, el 11% al 19,2%. Con este ascenso, los socialistas pasan del tercer lugar al primero en las preferencias de los votantes de la región de Madrid.
Por su parte, el conservador Partido Popular (PP) también mejora sus resultados al avanzar casi tres puntos, del 15,4% al 18%; mientras Podemos cae del primer lugar al tercero, al retroceder del 17,8% al 13,6%.
Junto a Podemos, en el panorama irrumpe el partido Ciudadanos, liderado por el catalán Albert Rivera, que entraría al parlamento madrileño con un 5,3% de los votos, mientras Izquierda Unida (IU) quedaría afuera, igual que UPyD (Unión, Progreso y Democracia ) de Rosa Díez.
Los expertos que elaboraron el sondeo del diario El País – en base a 800 entrevistas a mayores de 18 años residentes en Madrid y con un margen de error +-3,5 puntos- señalan que los datos apuntan a un «reforzamiento electoral del PSOE», aunque debe tomarse con «prudencia».
Pedro Sánchez tomó la drástica medida de destituir a Gómez en lo que se interpretó como una arriesgada jugada que buscaba limpiar la imagen del partido, que estaba en plena caída libre en las encuestas.
Gómez se encontraba en el foco tras verse salpicado por un caso de corrupción relacionado con el sobreprecio de las obras de un tranvía en la localidad madrileña de Parla, de la que fue alcalde durante nueve años, hasta convertirse en líder del Partido Socialista de Madrid (PSM) en 2007.
Además, su sucesor y «delfín» en Parla, José María Fraile, está imputado en la «Operación Púnica», una de las mayores tramas de corrupción por el pago de comisiones a cambio de adjudicaciones en municipios y la región madrileña.
Gómez no está imputado, pero una información publicada también por El País advertía que un informe policial podría implicarlo directamente en la gestión irregular de las obras del tranvía de Parla, lo que precipitó la decisión de Pedro Sánchez.
El ahora ex líder de los socialistas madrileños acusó al Secretario General del PSOE de haber caído en la «estrategia de desgaste de la derecha» -que intentó durante años involucrarlo en ese caso de corrupción-, con el único objetivo de reforzar su posición de liderazgo interno.
A priori –sin los datos de la encuesta de El País- el movimiento de Sánchez era peligroso debido a las consecuencias impredecibles que tendría el inicio de una batalla interna en el ya debilitado PSOE a tres meses de los comicios regionales y municipales de España, que tendrán lugar el 24 de mayo.
El máximo líder socialista tenía que arriesgarse, quizás porque sobre la cabeza de Gómez no sólo pesaba la sombra de la corrupción sino porque no era el candidato idóneo y estaba lejos del objetivo de poder arrebatarle al PP su histórico y clave bastión electoral que es Madrid.
El elegido para esta tarea es Ángel Gabilondo, ex ministro de Educación del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), quien ya habría aceptado el desafío, según publica el diario El Mundo.
En la decisión de Sánchez –quien nunca tuvo una buena relación con Tomás Gómez- pesó también el hecho de que recientemente se ha visto amenazado por la supuesta aspiración de la presidenta regional de Andalucía, Susana Díaz, de competir en la interna para la carrera a La Moncloa. Sin Andalucía –granero histórico del voto socialista-, el Secretario General necesita el apoyo de Madrid y al menos de la Comunidad Valenciana o Cataluña para lograr su objetivo.
Tradicionalmente, para llegar al gobierno de España, los socialistas se han apoyado en Andalucía y Cataluña, pero con ésta última región absorta en su proyecto soberanista, Madrid y Valencia, históricos feudos de la derecha, jugarán un papel fundamental.
La última vez que hubo una mayoría de izquierda en Madrid –entre el PSOE e Izquierda Unida (IU)- fue en 2003, pero una «fuga» de diputados socialistas impidió que se constituyera un gobierno de izquierda tras dos legislaturas en manos de la derecha. Las elecciones se repitieron poco después y resultó vencedora Esperanza Aguirre, del PP.