El gobierno de Ecuador denunció «conspiración» opositora

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, denunció que existen «claros indicios» de que sectores vinculados a la oposición de derecha tendrían planes para tomar el Palacio de Carondelet, sede del Poder Ejecutivo, aprovechando sendas marchas convocadas para hoy.

El mandatario, quien señaló incluso a dos coroneles del ejército como activistas en la conspiración, hizo la afirmación desde su cuenta de Twitter poco después de que el ministro del Interior, José Serrano, alertara que labores de inteligencia habían detectado un plan para que ambas marchas confluyeran en el Palacio de Gobierno, se rompiera el cerco policial y se tomara por la fuerza la sede presidencial.

También se habían sumado a la denuncia los ministros coordinador de Seguridad, César Navas, y de Gestión de la Política, Viviana Bonilla, reprodujo la agencia noticiosa Andes.

“Lamentablemente tenemos claros indicios de que los golpistas intentarán tomarse Carondelet. Van a unir la marcha de El Arbolito, convocada por los de luto (ya no en la Shyris), con la marcha del FUT y del extinto MPD. Quieren en base a la violencia derrocar a un gobierno de inmenso apoyo nacional e internacional”, escribió Correa.

Ecuador vive una ola de protestas callejeras en Quito y varias ciudades del país desde hace más de un mes en rechazo a las propuestas del gobierno de crear nuevos gravámenes a las herencias y a la plusvalía.

Correa ha insistido en que las iniciativas no afectan a la clase media, pero ante la persistencia de las manifestaciones y la llegada a Ecuador del papa Francisco prevista para el domingo próximo decidió retirarlas temporalmente y convocar a un diálogo nacional, medidas que no han sido suficientes para lograr la tranquilidad en las calles del país.

“Ojalá la gente de buena voluntad no se deje engañar: esto nada tiene que ver con leyes, etc. Es algo que lo venían preparando desde hace tiempo, como el 30S”, dijo el mandatario en una secuencia de tuits y en alusión al intento de golpe de Estado registrado en septiembre de 2010.

Correa también recordó las movilizaciones de la semana pasada que, a su criterio, apuntaban a crear desestabilización similar a las guarimbas organizadas en Venezuela. “Fracasaron la semana anterior, lo intentarán mañana. Nosotros, a repletar la Plaza Grande desde las 16h00, con música y alegría, pacíficos pero firmes. ¡Somos más, muchísimos más! Intentan al menos mantenernos en enfrentamientos permanentes, como lo hicieron en Venezuela. No lo lograrán”.

Correa identificó como activistas de oposición que estarían tras los planes conspirativos a Mario Pazmiño, coronel retirado del Ejército, ex jefe de inteligencia militar, a quien vinculó como cercano a la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA), y al coronel César Carrión, quien fungía como director del hospital policial donde el presidente estuvo secuestrado en 2010.

También hizo alusión a “millones de dólares de poderosos grupos económicos y a los “periodistas de siempre”.

La denuncia formulada previamente por los ministros Navas, Serrano y Bonilla coincidió en que los impulsores de la protesta intentarían “tomar el Palacio de Carondelet por la fuerza; reunir a la mayoría de personas y distribuirlas por varios frentes por los ingresos a la Plaza Grande (Plaza de la Independencia, junto a la sede del Ejecutivo), rompiendo a la fuerza los cercos policiales”.

También, se planificaba la toma a la fuerza de los aeropuertos de Quito y Guayaquil, así como las salidas fronterizas de Rumichaca (con Colombia) y Huaquillas (colindante con Perú).

De acuerdo con el informe, la preparación incluía el envío y publicación de dos cartas en los diarios de circulación nacional, El Universo y La Hora.

También, ubicar urnas en un céntrico parque para que los asistentes a las manifestaciones depositen cartas en contra del gobierno en Quito y Guayaquil. Estas misivas se enviarían a la Nunciatura Apostólica para que se las hiciera llegar al papa Francisco.

Serrano dijo que las acciones citadas tendrían una amplia repercusión en los medios de comunicación del país, de acuerdo a la organización de estos planes.

“Que en el peor de los casos, si no logra tomar el poder, crear caos nacional para que el papa decida no venir al país (…) y mantener un paro indefinido”, relató Serrano sobre los objetivos del plan.

La ministra Viviana Bonilla lamentó que la oposición persista en sus manifestaciones, pese al llamado al diálogo planteado por el gobierno del presidente Rafael Correa.

«Reiteramos el llamado a permanecer todos atentos, pero en calma. No podemos permitir que la visita del santo padre se pueda empañar o se politice por quienes no han entendido que el debate debe hacerse con altura, con transparencia, y con ideas. Defenderemos la democracia», recalcó.