Desalojan cerca de 2 mil puestos instalados en el predio La Salada

El desalojo fue realizado por la policía bonaerense en una extensión de diez cuadras sobre el denominado Camino de La Ribera, cuando la mayoría de los puestos se encontraban sin mercaderías y sin sus dueños presentes.

Efectivos de la Policía Bonaerense desalojaron esta madrugada cerca de 2.000 puestos instalados de manera irregular en las inmediaciones del complejo ferial conocido como La Salada, en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, en el sur del Gran Buenos Aires.

El operativo fue llevado adelante a partir de las 3 de la madrugada por unos 600 efectivos de Infantería y Caballería de la Bonaerense, que actuaron en el marco de una orden judicial de la UFI Nº 4 de Lomas de Zamora, que además de la irregularidad de los puestos investiga causas por extorsión, portación de armas y robos en la zona, según indicaron fuentes policiales.

Es que en el lugar hubo tres muertes en el término de cinco meses, en casos que según los expedientes judiciales involucra a barrabravas que buscan quedarse con un negocio que mueve hasta 300 millones de pesos al año.

Para la remoción de las estructuras se utilizaron topadoras y una veintena de camiones de la Municipalidad de Lomas de Zamora, sin que se registraran victimas ni heridos, y sin enfrentamientos con los puesteros.

El intendente municipal, Martín Insaurralde, explicó que los puestos involucrados «se encontraban instalados» en lo que se llama el Camino de Sirga y que «había sido liberado hace varios años por la comuna».

Explicó que Lomas de Zamora «fue el primer municipio» que dio cumplimiento al llamado «fallo Mendoza» de la Corte Suprema de Justicia que ordenó la liberación de las márgenes del Riachuelo hasta una distancia de 35 metros.

En el caso de la zona cercana a La Salada fue construida una calle ribereña, parte de la cual «fue ocupada» por los puestos, según dijo Insaurralde.

Las márgenes de la cuenca Matanza-Riachuelo son objetos de trabajos intensos por parte de los municipios, que en coordinación con la Autoridad de la Cuenca (ACUMAR) trabajan en todo lo que hace a la limpieza y preservación de las riberas norte y sur.

Voceros de ACUMAR aclararon que el organismo que integran representantes de la Nación, la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires «no tuvo nada que ver» con el desalojo.

Por su parte Jorge Castillo, administrador de Punta Mogotes, una de las ferias que integran el complejo La Salada, dijo que los puestos desalojados «están fuera del predio» y señaló que la vía pública «no tiene dueño, por eso se instalan allí».

«Es parte de la parte informal de La Salada», indicó y dijo que los puestos desalojados «no pertenecen a las ferias grandes que están habilitadas y tributan, son los famosos manteros que van y se ponen en la calle».

«Desde noviembre pasado han tomado la ribera y de las dos manos que tiene han ocupado una», aseguró.

Castillo dijo que como administrador del predio de Punta Mogotes no le informaron nada «porque los puestos están en la vía pública y no me tienen porque informar».

Por su parte, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) afirmó hoy que el desalojo “constituye un primer paso positivo para erradicar este flagelo que azota al comercio legal y organizado”.

Indicó que en la feria “además de vender mercadería ilícita lo hacen en condiciones que violan todas las normas de salubridad”.

La Salada es un complejo ferial que desde sus orígenes fue evolucionando hasta convertirse en un enorme conglomerado humano y económico, que basa su funcionamiento en la comercialización de productos textiles.

Los orígenes de la feria datan de 1991, cuando un grupo de personas se instalaron en el barrio lomense de Ingeniero Budge en los terrenos que hasta fines de la década del 70 estuvieron ocupados por los balnearios salobres de La Salada y Punta Mogotes.

Uno de los grandes saltos en el crecimiento del complejo ferial se dio sobre todo a finales de 2001 y el 2002, cuando la Argentina atravesó una profunda crisis económica y ocupacional, con cientos de miles de personas arrojadas al desempleo y la marginalidad.

En ese marco, miles de argentinos se volcaron a la feria para acceder a los bajos precios y muchos hicieron de éste su medio de vida revendiendo sus productos, tanto en el Gran Buenos Aires como en el Interior del país.