La presidenta de Brasil planea separar de su cargo al hombre fuerte del gabinete, Aloízio Mercadante, como parte de la reforma ministerial que anunciará en breve, y con el objetivo de cambiar la imagen del gobierno y bajar el tono a los pedidos de juicio político.
El ministro jefe de la Casa Civil, Aloízio Mercadante, dejará el cargo, el de mayor importancia en el área política, el cual será ocupado por Jaques Wagner, actual titular de la cartera de Defensa, dijeron fuentes del Palacio de Planalto, sede del Ejecutivo, a la prensa local.
Mercadante, ex coordinador de la campaña que llevó a la reelección a Rousseff el año pasado, es considerado uno de los funcionarios más leales a la mandataria. El cambio se dará en un momento crucial para el gobierno, que necesita de votos en el Congreso para mantener los vetos de la Presidencia a medidas que perjudicarían el ajuste fiscal y también para impedir un eventual proceso de impeachment, como denominan al juicio político, contra la mandataria.
Mercadante asumiría la cartera de Educación, que ya comandó por dos años y que actualmente conduce Renato Ribeiro. Por su parte Wagner admitió la posibilidad de ser el nuevo titular de la Casa Civil en el futuro gabinete que puede ser anunciado mañana o el viernes, antes de la visita de Estado de Rousseff a Colombia, a donde arribará el próximo domingo, informó hoy el ministerio de Exteriores.
«Soy parte del proyecto de este gobierno y, como tal, estoy a disposición (de la Presidenta) en lo que pueda ayudar», declaró hoy Jaques Wagner a la estatal Agencia Brasil. El nombramiento de Wagner en la Casa Civil «ha sido mencionado como uno de los cambios contemplados en la reforma administrativa» reportó hoy esa agencia de noticias.
La información sobre el cambio de ministros se conoció mientras el Partido de los Trabajadores (PT) inició una campaña contra el «golpe blando», protagonizada por el ex presidente Lula da Silva, y en momentos en que la imagen positiva del Ejecutivo se ubica en sus niveles más bajos.
Según el diario Estado do Sao Paulo, el ex presidente Lula da Silva hace tiempo insiste en realizar un cambio profundo en el gabinete para mostrar humildad frente al Congreso y dar un mensaje “de comenzar de nuevo y corregir rumbos», aún sacrificando a la unidad del PT desplazando a figuras de tanto peso como Mercadante.
En esa línea, hoy durante una reunión ejecutiva del PT en la que Lula participó junto con el director del partido, Riu Falcao, asumió que la reforma ministerial debería haberse dado antes, cuando se presentó al nuevo gabinete en este segundo gobierno de Rousseff y adelantó que hoy se reunirá con la mandataria para ultimar los detalles de la reforma administrativa.
La reforma incluye, además, la disolución de 10 de los 39 ministerios que componen su gabinete donde hay funcionarios de varios partidos que forman una coalición inestable con amenazas de ruptura.
El desplazamiento de Mercadante es, al mismo tiempo, una buena noticia para el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, cuya posición en materia económica es opuesta al hasta ahora ministro de la Casa Civil.
Estas divergencias se hicieron más evidentes en la elaboración del presupuesto para 2016 cuando Levy propuso un recorte de gastos más severo al que defendió Mercadante, cuya postura fue derrotada.
«En el intento de revertir la grave crisis política que se agrava a cada semana la presidenta decidió sustituir a Aloízio Mercadante», afirmó hoy la periodista Cristiana Lobo del canal Globo News.
El sitio de noticias UOL, del diario Folha de San Pablo, consignó en su portada que «Dilma cede a Lula y sale Mercadante de la Casa Civil el antecesor de Dilma defiende de forma ostensiva la salida de Mercadante como una forma de lograr la distensión entre el Ejecutivo y el Legislativo».
Tanto Mercadante como Wagner, ex gobernador del estado de Bahia, pertenecen al PT, partido cuya imagen se ha desgastado debido a la crisis económica. Justamente, según un sondeo realizado por el Instituto Ibope y difundido hoy, la tasa de aprobación del gobierno de la presidenta Rousseff se situó en un 10 por ciento. La aprobación de Rousseff subió un punto con respecto de otra encuesta del mismo instituto difundida el pasado julio.
En los días en los que fue realizado el sondeo, el real se desplomó y la acentuada depreciación de esa moneda, que ha perdido cerca de un 50 por ciento de su valor en lo que va de año, es uno de los efectos de la crisis económica que vive Brasil.
El gobierno está impulsando un plan de ajuste para sanear las cuentas públicas, que incluye medidas impopulares y la reforma nace en este marco, en el que se contempla también un gabinete con mayor presencia presencia del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del vicepresidente Michel Temer, quien hace dos semanas declaró que Rousseff posiblemente no concluirá su mandato.
A pesar del recelo del PT hacia Temer y el PMDB, Rousseff dejó trascender que esa agrupación se afirmará en el gabinete como parte de una estrategia para frenar la votación de un «impeachment» en el Congreso.
Entre tanto, Eduardo Cunha, perteneciente al PMDB y titular de la Cámara de Diputados, anunció que planea dar curso esta semana a los pedidos de «impeachment» presentados en el Legislativo, horas antes de que la prensa publique que autoridades de Suiza abrirán una investigación sobre su vinculación en casos de corrupción y lavado de dinero, sospechado de recibir sobornos a cambio de información privilegiada en el caso Petrobras.