«Es necesario romper fronteras culturales que consideraron históricamente a la mujer un ser inferior al hombre», dijo la mandataria.
“Soñar con la igualdad de género en un país inequitativo, con grandes brecha sociales, es simplemente retórica o ilusión”, expresó la Presidenta durante una breve intervención en la Reunión de Líderes Mundiales sobre Igualdad de Género y Empoderamiento de la Mujer, realizada ayer en la sede del organismo bajo la conducción del presidente de China, Xi Jinping.
Cristina, antecedida por su par brasileña Dilma Rousseff, aprovechó los tres minutos de discurso brindados a cada mandatario para destacar las políticas de inclusión social desplegadas por su gobierno durante la última década, y remarcó la necesidad de terminar con la “discriminación cultural” contra las mujeres.
“Aún aquellas que ocupamos un alto grado en la primer magistratura del país, las criticas que recibimos no son críticas políticas sino criticas sexistas”, afirmó la jefa de Estado ante el aplauso de todos los presentes, entre quienes estaban la canciller alemana Ángela Merkel; el presidente de Francia, Francois Hollande; su par de México, Enrique Peña Nieto; y el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon.
«Quiero hacer un firme llamado a los corazones y a las mentes para derrumbar tabúes y prejuicios respecto de nosotras y que las críticas que recibamos sean exactamente del mismo tenor que las que reciben ustedes los hombres, que no tengan que ver con nuestro sexo”, subrayó.
Asimismo, instó a “romper fronteras estructurales que han considerado a la mujer durante siglos un ser inferior o menos inteligente que los hombres” y pidió promover políticas de género “destinadas a la cultura”.
“Que empoderar a la mujer no sea solamente una cuestión de obligación por firmar convenciones, sino que sea la profunda convicción en el corazón de los hombre y aún de las propias mujeres que muchas veces nos discriminamos entre nosotras”, agregó. “Esa debe ser la lucha y las mujeres debemos encararla con mayor fuerza”.
Una vez concluida su intervención, la jefa de Estado regresó al hotel Mandarin, ubicado frente al Central Park de Manhattan, en la zona conocida como Columbus Circle, acompañada por el Canciller, Héctor Timerman; el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini; y el titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli.