Tras 33 años, EEUU sacó a Cuba de la lista de «países terroristas»

La medida había sido adelantada por el presidente, Barack Obama, y se enmarca en el proceso de diálogo iniciado en diciembre último tendiente a la recuperación de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Cuba salió hoy oficialmente de la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora cada año el gobierno de Estados Unidos y en la que estaba desde 1982, con lo que se cumple una de las exigencias de La Habana para avanzar en el restablecimiento de las relaciones, aunque la isla celebró con cautela el anuncio por el todavía vigente bloque económico.

El Congreso de EEUU tenía 45 días para pronunciarse sobre la decisión tomada por el presidente Barack Obama de sacar a Cuba de esa lista, con la opción de presentar un proyecto de ley para tratar de revocarla, algo que no se produjo.

Ante la expiración de ese plazo, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, «ha tomado la decisión final de rescindir la designación de Cuba como un Estado Patrocinador del Terrorismo, que entra en vigor hoy, 29 de mayo de 2015», indicó en un comunicado un vocero del Departamento de Estado, Jeff Rathke.

Según el funcionario, la evaluación realizada por el Departamento de Estado a petición de Obama concluyó que Cuba «cumple con los criterios legales» para abandonar esa lista.

Rathke matizó que EEUU sigue teniendo «importantes preocupaciones y desacuerdos sobre una amplia gama de políticas y acciones de Cuba», pero que están «fuera de los criterios pertinentes para la rescisión de la designación como Estado Patrocinador del Terrorismo».

Tras el anuncio, la televisión cubana consideró que la isla «nunca debió estar» en esa nómina, y mediante un comentarista de la emisora expuso que el argumento de que Cuba era terrorista «era un criterio insostenible». «Para el gobierno cubano era una cuestión moral» que la isla fuera extraída de esa lista, porque por décadas «fue víctima del terrorismo» e «incluso nuestros servicios de inteligencia colaboraron a evitar actos terroristas contra Estados Unidos», señaló.

Agregó que la decisión de Obama es positiva para Cuba, pero hizo «un llamado a la calma» porque «normalizar las relaciones entre los dos países no queda ahí», porque entre otros elementos de Washington contra Cuba, se mantiene «el bloqueo».

A mediados de enero, el presidente norteamericano dijo que el Congreso debía empezar «este año» a levantar el embargo comercial a Cuba, un punto que, admitió, es clave para la total normalización de las relaciones entre ambos países.

El reclamo volvió a aparecer con fuerza desde la primera ronda de negociaciones entre Cuba y Estados Unidos tras el anuncio de restablecimiento de relaciones, en La Habana, encabezadas por la secretaria de Estado adjunta para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y la directora para Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal, también realizada a inicios de año.

La eliminación de Cuba de la lista de países terroristas había sido adelantada el 14 de abril, cuando tras su histórica reunión en Panamá, durante la Cumbre de las Américas, de los presidentes Raúl Castro y Obama. En la nómina estaba Cuba junto con Irán, Sudán y Siria.

En un mensaje enviado entonces al Congreso, Obama certificó que el gobierno de Cuba «no ha proporcionado ningún apoyo al terrorismo internacional durante los últimos seis meses», y ha expresado «garantías de que no respaldará actos de terrorismo internacional en el futuro».

Las razones de Washington para mantener hasta ahora a Cuba en la lista eran su presunta acogida a miembros de la organización terrorista vasca ETA, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y a algunos fugitivos de la Justicia estadounidense.

Cuba reclamaba desde hace años salir de esa «lista negra» y la revisión de su designación como país patrocinador del terrorismo formó parte del histórico acuerdo anunciado por Obama y Castro el 17 de diciembre pasado para la normalización de las relaciones bilaterales.

La presencia de Cuba en esa lista era uno de los mayores obstáculos hacia la reapertura de embajadas en Washington y La Habana. En efecto, según advirtió Raúl Castro hace un par de semanas, tras la salida de la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo se podrá “nombrar a embajadores» pese a que desde Washington fueron cautos al señalar que «aún queda mucho por hacer» para llegar a ese paso.

El anuncio de hoy no fue bien recibido por el ex gobernador de Florida y aspirante republicano a la Casa Blanca, Jeb Bush, quien rechazó «la concesión unilateral a Cuba» y pidió al Congreso que mantenga la presión sobre La Habana.
«Ni la represión continuada en el país, ni las actividades de desestabilización de Cuba en el extranjero parecen ser suficiente para detener al presidente Obama para hacer más concesiones al régimen comunista de La Habana», dijo Bush en un comunicado.

En la misma línea, el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el también republicano John Boehner, aseguró que el gobierno de Obama «ha entregado al régimen de los Castro una victoria política importante a cambio de nada» al haber sacado al país de la lista.

Los grupos del exilio cubano de Miami, por su lado, tacharon hoy de «ilógico», «precipitado» y «penoso» el anuncio. Pedro Rodríguez, director de la Fundación por los Derechos Humanos en Cuba, dijo que EEUU debería haber establecido un «período mayor de tiempo» y observación antes de retirar a la isla de la lista.

Los dos países cerraron el viernes pasado su cuarta ronda de negociaciones en Washington con el mensaje de que esa reapertura está «mucho más cerca».